
Los ritos religiosos en la Antigua Roma
En la Antigua Roma se daban varios ritos religiosos en relación a las creencias. Uno de ellos eran Los sacrificios que variaron según los tiempos, las circunstancias y la idea que se tenía de cada divinidad en particular. Comenzaron siendo sacrificios humanos pero se abandonaron rápidamente. También era común ofrecer frutos en los altares de los dioses, pero sin duda, el sacrificio más generalizado era el sacrificio de animales. Se derramaba su sangre, se interpretaban los signos de sus entrañas, y se asaba la carne para comerla. Regularmente solían sacrificar bueyes a Júpiter, toros a Marte, caballos a Neptuno, machos cabríos a Baco, vacas a Ceres y a Juno, ciervas a Diana y cabras a Fauno.

Estas ceremonias eran dirigidas por los sacerdotes que en un principio era un cargo solo para patricios. Para desempeñarse se practicaba una elección secreta entre los miembros que componían el Colegio. por la Ley Domicia se transfirió a la plebe el derecho de elegir los sacerdotes, los sacrificadores y los feciales (Era un colegio de 20 miembros con el único cometido de declarar la guerra, realizar y formalizar los tratados de paz)
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Las ceremonias
Los sacrificios animales comenzaban matando al animal en concreto, lo rociaban en vino y lo quemaban. Tras ello, el sacerdote se quedaba con la mejor y mayor parte del animal y el resto se repartía. Las ceremonias se concluían con danzas y cantando himnos en honor de la divinidad, pero durante el sacrificio mismo debía reinar el más profundo silencio. Si los dioses habitaban en el cielo, los animales sacrificados eran blancos que reflejan luminosidad y si los dioses pertenecían al inframundo como el caso de Plutón, los animales eran oscuros. En el caso de los lares o dioses del hogar se sacrificaban animales domésticos y golondrinas.

Ritos religiosos en la guerra
Durante las campañas militares se realizan diversos rituales religiosos, uno de los más conocidos es “La declaración de guerra”. Estos rituales demuestran la estrecha relación entre la religión y la guerra. “La declaración de la guerra” la llevaban a cabo los feciales.
"Se llamaban feciales porque estaban encargados de la fidelidad pública entre los diversos pueblos; pues por su intervención se iniciaban las guerras justas y, una vez acabadas éstas, se conservaban los pactos de la paz. Antes de declararse una guerra era enviado uno de éstos para hacer las debidas reclamaciones y por su medio se hace ahora el pacto, según escribe Ennio se llama ahora, ficus" (Varrón, LL V, 86)
Los fetiales siguen las órdenes del senado, es este quien decide si se declara la guerra. La ceremonia consiste en nombrar un pater patratus que dirige una delegación hacia el enemigo para exigir una reparación Transcurridos 30 días, si Roma no recibe una respuesta satisfactoria, el pater patratus se desplaza a la frontera del enemigo y pronuncia la declaración de la guerra.
Los desfiles triunfales
Otros de los ritos religiosos relacionados con la guerra son los desfiles triunfales que se realizaban cuando las fuerzas romanas regresaban de la guerra.

El General desfilaba montado en un carro tirado por cuatro caballos por las calles de Roma con su ejército sin armas, los prisioneros y su botín de guerra. Este ritual es el más representado en las películas de temática romana.

Fragmento del desfile triunfal de Quinto Arrio en la película Ben-Hur (1959)
